El pasado 22 de febrero se conmemoraron 22 años del fallecimiento de Alfredo Sahdi. Estas líneas pretenden homenajearlo y recordar a un hombre que sentó las bases del teatro en Comodoro Rivadavia y la región.
jueves, 24 de marzo de 2022 - 12:10Por Luis Luján Dancheff
¿Como definir a una figura como Alfredo Sahdi? Una anécdota de Buster Keaton, mega estrella del cine mudo de Hollywood, me ayudó. Buster contó que: “No hace mucho, un amigo me preguntó cuál era el mayor placer que tengo de pasar toda mi vida como actor. Ha habido tantos que tuve que pensar en eso por un momento. Entonces dije: “Como todo el mundo, me gusta hacer feliz a una multitud”.
Y lo que cuenta Keaton le calza perfecto a nuestro Alfredo Sahdi, ícono del teatro y la cultura comodorense. Su misión sobre las tablas, dirigiendo y actuando, era precisamente esa: hacer feliz a una multitud. Sus obras apuntaban a eso: lograr una sonrisa y que el espectador se divirtiera, que la pasara bien. “Demasiado tiene uno con la vida real, para entristecerse o enojarse con una obra teatral”, decía.
En el documental que genera esta columna, cuando le pregunté si tenía ganas de seguir, a pesar de las piedras en el camino y los años, me respondió: “Hace muchos años que ando, querido. Tengo ganas de seguir, de morirme en un escenario. Me gustaría morirme en un escenario. Morirme antes o después de la función. Recibir el último aplauso del público. Dar el último gracias. Darles el último abrazo. Y decirles que volveremos a vernos cuando Dios así lo decida. Les dejo lo único que tengo: mi corazón y mi mano extendida”.
El Actor del Pueblo
Alfredo Sahdi nació en Bahía Blanca el 6 de marzo de 1924 y falleció en Comodoro Rivadavia el 22 de febrero de 2001, a horas de la celebración del Centenario de esta ciudad que fue su vida entera. Esa circunstancia provocó la ausencia en las exequias del pueblo al que dedicó toda su vida como actor. Muy pocos participaron de las mismas. Estaban su esposa, Linda, compañera de la vida real y de la vida que se generaba a través de los personajes que ocupaban las tablas en cada obra que se presentaba y su hijo, Fredy.
Esta columna surge de un documental que fue parte de un ciclo realizado en Atelco, canal de cable de la ciudad (hoy es Super). La idea era rescatar la figura de personajes de la ciudad y uno de ellos era Alfredo Sahdi, “El actor del pueblo”.
Y así era, su trayectoria lo ubicó como un director “popular”, contraponiéndose a otra compañía, Elenco Vocacional, dirigida por Gabriel Barceló, a quien consideraban un director “culto”. Compitieron desde 1950 a 1954, año en que falleció Barceló.
Alfredo desplegó su actividad a pleno desde 1950 y los diarios de la época (El Chubut y El Rivadavia) lo consideraban como un autor popular, que presentaba obras más ágiles y que tenían un final feliz, lo que agradaba a los espectadores.
LU 4, Radio Patagonia Argentina
Mis recuerdos me llevan a la radio, a LU4, Radio Patagonia Argentina. A las 10 de la mañana llegaba el radioteatro, llegaba Alfredo Sahdi con Tijereta Vizcacha, el terror de las muchachas. Y ahí nos quedábamos, escuchando, sin perdernos detalle durante los 30 minutos que duraba la presentación. Era algo único y que cimentó su carrera en toda la Patagonia Sur. Presentaban la obra en la radio y después salían de gira por todos los pueblos, pueblitos y parajes de toda la provincia. Verano, otoño o invierno, con la nieve hasta las rodillas, Sahdi llegaba.
En la entrevista contó como surgió el personaje de Tijereta Vizcacha y que tiene directa relación con lo que pensaba y decía: la gente va al teatro a pasarla bien, a disfrutar el humor y a reírse. En este tramo del video lo explica muy bien.
El radioteatro como antesala del teatro
Era una época muy especial de la radio. LU4 dominaba el espectro con su programación. No exagero si digo que la vida de Comodoro Rivadavia giraba alrededor de la emisora. Todo lo que pasaba en la ciudad estaba en su programación. Los radioteatros eran la tele de entonces. Sahdi por la mañana y las novelas de Nené Cascallar por la tarde. Y cuando llegó Radio Nacional a la ciudad se sumó Las dos carátulas por la noche.
En el documental, Alfredo contaba que cuando se presentaban en localidades del interior iban viendo a través de los agujeros en el telón cuanta gente llegaba. Le preguntaban: “Alfredo, apagamos las luces?” y respondía: “No, esperá. El policía está en la puerta”. Llegaba el juez de paz y el policía: Buenas Noches, señor. Llega la directora de la escuela, buenas noches señora. El boticario, buenas noches señor. Cuando el policía entró, podés comenzar la función porque no viene nadie más”. Genial.
De voz grave y una dicción extraordinaria, Alfredo ingresó al mundo del teatro en 1950. “No tengo raíces teatrales, nada de nada. Me surgió y se consolidó con los años”, me decía en ese entonces.
En realidad, el teatro de Sadhi se relacionaba directamente con el radioteatro en LU4 y en base a eso los elencos salían a recorrer los pueblos. Y eso lo hacía masivo para la época.
Alfredo recuerda en el documental que hizo presentaciones en el Teatro Español a sala llena. “Acá hice Tijereta Vizcacha 12 veces y El Inglés de los Mirasoles 9, fue un gran momento de mi vida actoral”, rememoraba.
Tampoco puede dejar de contar la campaña de cajas de huevos que se hizo en la ciudad para cubrir las paredes de su teatro. Estaba en la calle Belgrano, donde años después se levantó el edificio Santa Rosa, más conocido como Erboni.
No paraba, era incansable Alfredo. Era habitual verlo en su Citroen Ami 8 amarillo, acompañado por su perrita. Siempre en movimiento, siempre proyectando la próxima obra a presentar en Comodoro, Caleta Olivia, Sarmiento, Ricardo Rojas, Lagunita Salada, El Turbio. Y ese pueblo, olvidado, recibía con gran celebración a los actores que iban a presentar la obra que escuchaban en la radio.
“Iban a ver si el malo era tan malo como lo habían imaginado y la piba era tan hermosa como escuchaban en la radio. Muchas veces el espectador interactuaba con los actores. Cosas que por ahí expresaban al escuchar la obra en la radio, se las decían en la cara a los protagonistas. Creábamos una fantasía en la radio y los que iban al teatro querían confirmar esa idea que se habían hecho”, contaba Alfredo.
Homenaje personal
Me dolió mucho su fallecimiento y me generó como una especie de deuda. Creía que tenía que hacer algo para homenajearlo y que la ciudad lo recordara. Se lo merecía. La idea surgió en el programa de radio en FM Plus que hacía con Elsa Zarco, locutora, conductora y una de las actrices que siempre acompañó a Alfredo en sus presentaciones. Elsa y su marido, Guillermo Quiroga Burnet, eran integrantes del elenco estable de Sahdi.
Y avanzamos con el homenaje, que tuvo el acompañamiento municipal a través del intendente de ese entonces, Martín Buzzi, quien estuvo durante la presentación de la obra y al final entregó una plaqueta a Linda Cristi, la esposa de Alfredo, y a su hijo, Fredy.
Gastón Ergas me cedió el Teatro Español durante unas horas para exhibir el documental en pantalla grande. Y varias personas se sumaron al homenaje.
Antes de la proyección, Linda dijo unas palabras. “Es muy difícil para mi estar acá. Después de siete años voy a escuchar la voz de Alfredo y mi corazón se llena de nostalgias; el homenaje ya lo recibió desde el público pero esto era necesario por todo lo que brindó a los comodorenses”.
“Fueron 46 años al lado de un hombre especial, era tan fuerte por fuera pero tan niño por dentro; siempre me decía que nos vayamos de gira y que con él hambre nunca me iba a faltar, era muy divertido y muy feliz”, concluyó Cristi.
Alfredo fue también el payaso Caramelo y el payaso Cachirulo, que hicieron las delicias de miles de chicos de Comodoro Rivadavia durante varios años
Fue el Sadhi de la radio, un actor en permanente movimiento, siempre con humor y ganas de entretener al público.